¿Ser sabio o inocente?


Pio Baroja. Pio Baroja.

Muchas veces, las más importantes lecciones sobre cómo actuar en los negocios, las podemos aprender en la vida diaria. Todos preferimos escuchar y oír historias alegres, de éxito, protagonizadas por gente inteligente, lista… Divertida.

En cambio, no es la única vía que tenemos para aprender sobre cómo funciona nuestro entorno. Una de las ideas de las que más utilidad he sacado en mi vida profesional, la planteó Pío Baroja con este pensamiento; “son los inocentes y no los sabios los que resuelven las cuestiones difíciles”.

Pío Baroja, no tenía nada que ver con el mundo de los negocios. Este vasco, estudió Medicina y, necesitado de comenzar a generar algún ingreso, se doctoró con una tesis sobre el dolor que tituló “El dolor (estudio de Psicofísica)”, después publicó su tesis doctoral y gran parte de su obra quedó impregnada de lo que planteaba en su estudio sobre el dolor con una visión áspera, pesimista y triste de la sociedad y de la condición humana. Se rebeló contra el embrutecimiento de la vida española, su obra es polémica e intempestiva como ninguna, tanto que reclamó poderosamente la atención de los filósofos Ortega y Gasset o Ferrater Mora. No obstante, y aunque parezca curioso, es uno de los autores más reeditados actualmente y muchos jóvenes son seguidores suyos hoy en día.

Pero resulta, además, que una de las características más interesantes de la compleja personalidad de Pío Baroja, es la absoluta sinceridad. No quería engañar ni engañarse. Este código moral lo aplicó hasta el final y tanto fue así que adquirió fama de hosco y de individualista intratable.

A mí me llamó mucho la atención conocer detalles de cómo practicaba esta especie de militancia de la sinceridad y me pregunto cuántas personas más, incluso en aquella época, creen que sale a cuenta la absoluta sinceridad si, por su uso, se adquiere la mencionada fama. En mi opinión, aquí Pío Baroja también tenía razón; hay que ir al grano, de forma directa, aunque es muy recomendable hacerlo educadamente. Pero la sinceridad es un valor que, además, a veces ayuda a ahorrar tiempo.

Sin embargo, hoy me interesa más hablar sobre lo que transmite la idea de que son los inocentes y no los sabios los que arreglan las cuestiones difíciles.

En el mundo empresarial, especialmente hoy en día, podemos encontrarnos bastantes situaciones difíciles que solucionar. Muchas de ellas provocadas por comportamientos de empresas o directivos que han molestado a otras empresas y/u otros directivos. El problema no está en cómo se arregla eso, sino en quién lo va a arreglar. Y esto es debido a que normalmente cuando se produce un problema de este tipo, tiene que ver con el resentimiento, con la pérdida de confianza, que es fundamental para hacer negocios o trabajar juntos. El problema de fondo está en cómo se puede restituir la confianza.

Hay quien me ha dicho que los problemas difíciles, en la acción, los arreglan los inocentes pero en la prevención, lo hacen los sabios. Esta aportación, me parece muy oportuna y aplicable en muchas ocasiones. De hecho, si hacemos caso a lo que dice Apiano, deberíamos también hacer caso a los sabios en la prevención; la imprudencia suele preceder a la calamidad. Otro día escribiré sobre lo importante que es hacer uso de la prudencia en el análisis y aplicación de soluciones empresariales.

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